Toma-la ciudad se me queda
no sólo en mesas de diálogo, documentales y cerveza Minerva, se me queda en su
literalidad de tomarla de donde se deje. A partir de esto se nos ocurre tomar
la propuesta del documental falso Noviembre e implementarla en esta
ciudad. La película nos muestra un grupo de teatro en España que hace sus
escenificaciones en la calle, un espacio abismalmente distinto y menos
limitante que el espacio del Teatro. En la calle, la gente no entiende que cojones
estás haciendo, no son espectadores ocultos en la obscuridad, están ahí tan
parados como tú, con sus iluminados rostros haciendo todo tipo de gestos, en su
mayoría gestos involuntarios pero gestos al fin, gestos especialmente creados
para ser vistos. El grupo de teatro presenta esta alternativa como terrorismo
blanco, social y reivindicativo, de buscar al público donde quiera que este se
encontrase, de vivir los personajes en la carne, y no personajes literarios o
cinematográficos –y de ser ahí solo interesaría darle credibilidad a los
protagonistas ficticios a través de la actuación -, sino personajes de la
cotidianidad directamente vividos en el asfalto. Teniendo ya el recurso del
teatro como pretexto perfecto para tomar la ciudad, y de pasada ponernos una
divertida, que como dijo Diana J. Torres, no tiene ningún sentido hacer nada de
aquello si no lo vamos a disfrutar, ahora lo que hacía falta era un acto.
Titulamos este evento como
Elogio a la Vagancia (sí, es un título de un libro también), porque eso nos
dedicamos a hacer, vagancias. Fuimos vagos y vagas, haciendo vagancias, vagando
por una ciudad a la que no estábamos preparados. Les agradecemos infinitamente
a las personas que nos asistieron en este proyecto y a los que nos compartieron
de su dinero para continuar vagando, que Dios se los pague, porque si no es él, no sé quién lo hará.
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