El
pasado martes 2 de septiembre, el Café Scientifique celebró su décimo
aniversario con la conferencia “La ciencia en México: pasado, presente y
prospectiva” del doctor Ruy Pérez Tamayo, médico investigador y divulgador de
la ciencia con 70 años de trayectoria.
Desde
sus orígenes, el Café Scientifique, ubicado en Casa ITESO Clavigero, se ha
distinguido por ser un espacio de diálogo y reflexión para todos los
asistentes. La dinámica es simple: Cada primer martes de mes se lleva a cabo una
conferencia, cuyos temas oscilan entre ciencia, medicina, psicología, religión,
astronomía, física, biología, química, neurociencias, medio ambiente, arte y
política, entre otros. Son 20 minutos para el conferencista, y 20 para
preguntas de los asistentes. De esta manera se logra crear un diálogo entre la
comunidad y el experto.
Gracias
a la calidad de sus expositores, y a la apertura de sus organizadores, el Café
Scientifique se ha consolidado como uno de los espacios de la ciudad más
importantes para la divulgación de la ciencia. Llevado a cabo en un espacio
grande y abierto, en donde no hay barreras entre el conferencista y su público,
el Café es un punto de reunión no solo para enseñar, sino para hacer ciencia.
No solo convives con el experto a través de las preguntas que le haces, sino
que al finalizar el evento es posible convivir con los otros asistentes, y
relacionarte con ellos para aprender acerca de sus carreras y proyectos. La
sociedad se gestiona de una manera distinta gracias a ese espacio.
En
la conferencia del doctor Ruy Pérez Tamayo, se tocaron puntos muy importantes
acerca del quehacer científico. Él empieza hablando de anécdotas de su
juventud, del inicio de su interés hacia la ciencia y de como hizo su primer
descubrimiento científico junto con un amigo a la edad de 18 años. Después pasa
a hablar de la situación de la ciencia en el país, tanto pasada como actual.
Explica que al término del porfiriato, nuestra sociedad pretendía ser como la
sociedad francesa. Por lo tanto, hacer ciencia en México significaba que
científicos mexicanos hablaran de descubrimientos franceses.
De
1950 al 2000, la ciencia se desarrollaría enormemente en el país. ¿Qué ocurrió?
Tamayo lo aclara desde el inicio: “el gobierno no tuvo nada que ver”. Había
sido la sociedad civil la que se había encargado de desarrollar la ciencia en
nuestro país. Un grupo de académicos, entre los que se encuentra Tamayo, se
organizaron para crear un consejo científico; uno que estuviera formado por
investigadores, y no por funcionarios del Estado. De lo que se habían dado
cuenta, era de que la comunidad científica dependía más de iniciativas de la
sociedad civil, que de propuestas del gobierno.
A
partir de las aportaciones y explicaciones de Ruy Pérez Tamayo, se alcanza a
vislumbrar una nueva concepción de ciencia; una ciencia que no esté privatizada
ni limitada al y por el Estado, sino que al contrario, sea un quehacer que
recaiga en el ambiente público, de la gente y para la gente.
El
papel que vendrían a jugar los espacios como el Café Scientifique seria
precisamente el de agentes que promueven la divulgación científica. Un ambiente
informal que propicia el aprendizaje, y que introduce al público general a la
ciencia, de manera que pueda haber opiniones y cuestionamientos, no solo de los
expertos, sino de toda la sociedad. Que la gente se interese por hacer ciencia;
que la sociedad se apropie de esta actividad como suya.
Muy interesante Brito: ciencia de café, ciencia pública, ciencia que no es sólo de los expertos. Un consejo científico al servicio de la sociedad civil.
ResponderEliminarSi, y sobre todo, una ciencia que puede ser utilizada para beneficio de la sociedad. No hay que pensar en la ciencia como un aparato desarticulado, sin tiempo ni espacio, de la sociedad. Al contrario, valdría la pena preguntarnos, ¿Cómo pueden los descubrimientos y diálogos científicos ayudar a las problemáticas sociales? ¿Cómo puede ser la ciencia más incluyente hacia todas las personas?
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