Este
sábado 20 de septiembre, se llevó a cabo la conferencia “Ciberfeminismo, Redes
y Activismos Virtuales” en el espacio feminista “Cuerpos Parlantes”, dirigida
por Cristina Castellano, Doctora en Artes y Estudios Culturales por la Sorbona,
Paris. Sus principales líneas de estudio e investigación oscilan en temas como
cultura, lenguaje, género y ambiente digital.
La
conferencia buscaba crear diálogo y debate entre los asistentes acerca de
situaciones que no suelen hacerse visibles dentro de nuestros discursos. Se
problematizo la relación entre los espacios virtuales y las iniciativas
feministas, así como la incidencia política que ha tenido Internet en la
concepción de los movimientos sociales.
Internet.
Internet
es “un espacio poco legislado” como explica Cristina. A pesar de su gran
incidencia en todos los ámbitos de nuestras vidas, no debemos olvidar que el
Internet es un fenómeno aún joven, cuyos estudios apenas están empezando a
generarse. En ese sentido no es algo fijo, sino que es un espacio dinámico y
experimental, cuyo potencial (para bien o para mal) aún no ha sido del todo
definido. Gracias al Internet, las barreras y obstáculos de comunicación para
la ciudadanía han desaparecido, y se ha permitido un empoderamiento de la gente
que antes no era posible.
En
la red se rompe la “Jerarquía de Saber” que postulaba Foucault. No hay quien
defina que sería un conocimiento especializado y que no. No hay filtros de lo
que se publica. El Internet se ha convertido en el nuevo café desde una
concepción urbana como la que presenta Fernández Christlieb en el “Espíritu de
la Calle”, sin especialistas, sin expertos en nada o en todo. Es un espacio
donde todos pueden hablar de lo que quieran.
Movimientos
Sociales.
En
los últimos años ha surgido una distinción en los movimientos sociales. Por una
parte tenemos los movimientos sociales que salen a la calle, y que tienen
incidencia política, y por otro, tenemos los movimientos virtuales, en donde
participan los llamados “militantes en pantuflas”, aquellos que desde sus
computadoras, en anonimato, usan la red para crear movilizaciones.
Esta
segunda categoría, los movimientos virtuales, son blanco de muchas críticas. A
quienes participan se les acusa de individualistas, de esconderse en su
anonimato. Se dice, en sentido peyorativo, que estos movimientos tan solo
causan micro-movilizaciones, o que se vuelven virales pero sin transmitir en
realidad ningún contenido o mensaje relevante.
Esto
da para mucho debate. Por una parte se puede argumentar que el anonimato no es
un defecto, sino al contrario, es una cualidad que puede llegar a tener
bastante incidencia política. O lo opuesto, alguien puede argumentar que por el
anonimato la gente no se compromete verdaderamente al movimiento. Judith Butler
explicaba que en el cuerpo se juegan los aspectos fundamentales de nuestra
identidad, y que por lo tanto, si se quiere tener incidencia política, hace
falta salir a la calle a presentar el cuerpo.
Por
otra parte, Cristina toca un punto muy relevante en su conferencia al decir que
en los movimientos virtuales resulta más fácil crear redes significativas con
otras personas del movimiento. Mientras estas en Internet te puedes poner en
contacto fácilmente con gente que de otra manera no conocerías. En cambio, en
un movimiento que está ocurriendo en la calle, completamente dinámico, la gente
constantemente desaparece. Estas dentro de una masa, conoces gente, pero después
no la vuelves a ver. Y por lo tanto, no surge una relación. Tenemos ahí una
ventaja del movimiento virtual por sobre el movimiento de la calle.
Ciberfeminismo.
El
ciberfeminismo aparece como respuesta al pesimismo de las feministas de los
años 80. Surge la necesidad de un empoderamiento de las mujeres hacia la red, y
hacia todos los espacios virtuales que están surgiendo. En la conferencia se
mencionaba que eso de que las mujeres le tienen miedo a la tecnología es un mito
que busca alejarlas de estos nuevos espacios que están surgiendo. Es una
articulación de miedo patriarcal.
Pero
ante todo, el ciberfeminismo surge porque los defectos del patriarcado se
siguen replicando en la red. Los discursos misóginos se han multiplicado en
Internet, y se han transmitido de la misma manera. Las nuevas tecnologías,
lejos de usarse como instrumentos de emancipación, se han utilizado como nuevas
formas de control.
En
la red abundan páginas y movimientos que tienen como objetivo principal una
deslegitimización sistematizada del feminismo. Incluso en las páginas más
comunes nos podemos encontrar día a día con críticas y burlas hacia el
feminismo, que lejos de buscar crear diálogo, están intentando ridiculizar sus
postulados o simplificarlos hasta que resulten absurdos. Por eso mismo, la
agenda feminista debe tener en la mira los espacios virtuales, y encontrar
maneras de incidir políticamente en éstos, de una manera diferente a como lo
hace en la calle. Solo así se podrán crear espacios donde las feministas puedan
hablar de su propia experiencia, ellas mismas, en lugar de que otros hablen por
ellas.
¿Y qué potencial tienen estos espacios virtuales para la formación universitaria? ¿De qué forma nos vinculan o nos desvinculan?
ResponderEliminarNos permiten ponernos en contacto, y aprender de personas que sin estas redes virtuales ni siquiera conoceríamos. Posibilitan un conocimiento descentralizado, al que pueden acceder mayor cantidad de personas. Sin embargo, también aumenta la desinformación, y provoca que las personas se acerquen a temas (como el feminismo) no desde un conocimiento sistematizado, sino desde un conocimiento informal, desorganizado y superficial, que lejos de acercarlos a las propuestas, los aleja.
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