¿Vergüenza?
Que es esa cosa que no se ve
pero nos hace arrepentirnos, pensar las cosas dos veces antes de actuarlas, eso
que nuestros padres nos inculcaron desde pequeños y nos amenazan con una frase trillada ¿Qué no te da vergüenza?
Donde la consigues, quien te
la da, como sabes que es lo que causa la vergüenza. Esa acción que nos dijeron
que estaba mal y nos hizo sentir con pena, sin ni siquiera saber con exactitud que es o que estaba mal, esa acción que hizo
que los mayores nos castigaran, esto nos va formando la vergüenza o la formación
de la moral, por lo tanto nos va
determinando las mil maneras de sentir vergüenza.
Ahora bien, ya sabemos dónde
surgió ese incómodo y extraño sentimiento, pero nos abre a otra cuestión ¿todos
lo tenemos? ¿Por qué unos más que otros?,
podríamos poner mil ejemplos de lo que a la mayoría de las personas les causa vergüenza,
pero uno que es muy evidente es el exhibicionismo, que pasa por la cabeza de
estas personas, sentirán algún tipo de vergüenza, su autoestima los determina
de tal manera que no la sientan. O porque solo que ciertas personas nos llega a
dar vergüenza y a presión social que se ejerce cuando sientes vergüenza.
Esto se preguntó Theresa M. Senft, ella nos dice
hasta qué punto podemos lidiar con esto. En su escrito “Hating Haberma”, menciona como
realizar proyectos por los cuales la
sociedad no está dispuesta hacerlos por miedo a la vergüenza. Proyectos que
fracasan incluso no solo proyectos si no experiencias que llegan al punto de
ser humillados y excluidos de ciertos grupos sociales. Ella como feminista, es posible que lo vea de
un marco más liberal por llamarlo de alguna manera.
Demostrar que la vergüenza, no es solo más que
nuestros temores más evidentes y que en cualquier momento o circunstancia
estamos expuesto ante ella. Porque la vergüenza radica en el “qué dirán” y que pasa
por esa aduana de las buenas costumbres impuestas por la sociedad.
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