Sobreviviendo al
Progreso es un documental que se expuso el 18 de septiembre
en el Laboratorio Sensorial, forma parte de la serie de documentales que TÓMA-LA
CIUDAD nos ha compartido en esta invitación a tomar y transformar la ciudad, a
despertar y darle algo más que una importancia fugaz a distintas problemáticas
que vivimos a nivel local y global. Desde el inicio hasta el final, se trata de
un documental manejado admirablemente por su atractivo visual y sonoro, que
desde distintas perspectivas y escenarios invita a una reflexión existencial
sobre las trampas del progreso. El progreso es una trampa, y estamos en ella.
Basado en el best-seller de Ronald Wright, Breve historia del progreso, Mathieu Roy
y Harold Crooks buscan difundir esta visión crítica del progreso a través de su
documental. Y es que la puesta en práctica del concepto “progreso” va
irónicamente en “retroceso”. Parece que se soltó de la mano de la preservación
del planeta y del humano para llevarles muchos pasos de distancia, sin querer
si quiera voltear a atrás, yendo con la vista puesta en una meta que es como un
espejismo, al que cada vez que va a llegar se evapora para ponerse más y más
lejos, en una carrera que parece no tener final.
Desde la revolución industrial se ha comenzado a
ver el retroceso del progreso, esa carrera sin final, en la que se persigue el
espejismo de mejores y mejores máquinas y tecnologías; dejando atrás
sobreproducciones, consumos excesivos de energía, y explotaciones innecesarias
de recursos y personas.
La población ha ido aumentando, así como el consumo
de los recursos naturales; sin embargo, no estamos controlando las
consecuencias a largo plazo que esto implica, parecemos estar hipnotizados por
el progreso de la tecnología que avanza mucho más rápido que el ser humano.
La economía forma parte importante de esta trampa
del progreso. En la antigüedad existían gobiernos que perdonaban las deudas
cuando estas eran demasiado grandes, poco a poco se fue prohibiendo esto hasta
convertirse en la causa de muchas guerras. Hoy no solo no se perdonan las
deudas, sino que se utilizan los recursos naturales para pagarlas, cediendo
derechos al agua, bosques, minerales y otros recursos.
No podemos esperarnos al punto de tener que irnos a
otro planeta a repetir la misma historia, tampoco la respuesta está en
modificarnos genéticamente para no necesitar de los recursos que nos estamos
terminando. La solución parece ir más hacia el lado de consumir menos y con más
inteligencia, en darnos cuenta que el progreso no debe olvidar la preservación
del planeta…en despertar a la masa emocional que está hipnotizada por los que
controlan la economía y tienen el poder con el estandarte del “progreso”, que
son pocos y tienen mucho, que le temen a la masa que podría romper con esa
ilusión del progreso que llevamos años esperando que nos llegue a todos.
Trailer:
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