domingo, 21 de septiembre de 2014

Ciberfeminismo, Redes y Activismos Virtuales.

Este sábado 20 de septiembre, se llevó a cabo la conferencia “Ciberfeminismo, Redes y Activismos Virtuales” en el espacio feminista “Cuerpos Parlantes”, dirigida por Cristina Castellano, Doctora en Artes y Estudios Culturales por la Sorbona, Paris. Sus principales líneas de estudio e investigación oscilan en temas como cultura, lenguaje, género y ambiente digital.

La conferencia buscaba crear diálogo y debate entre los asistentes acerca de situaciones que no suelen hacerse visibles dentro de nuestros discursos. Se problematizo la relación entre los espacios virtuales y las iniciativas feministas, así como la incidencia política que ha tenido Internet en la concepción de los movimientos sociales.



Internet.

Internet es “un espacio poco legislado” como explica Cristina. A pesar de su gran incidencia en todos los ámbitos de nuestras vidas, no debemos olvidar que el Internet es un fenómeno aún joven, cuyos estudios apenas están empezando a generarse. En ese sentido no es algo fijo, sino que es un espacio dinámico y experimental, cuyo potencial (para bien o para mal) aún no ha sido del todo definido. Gracias al Internet, las barreras y obstáculos de comunicación para la ciudadanía han desaparecido, y se ha permitido un empoderamiento de la gente que antes no era posible.

En la red se rompe la “Jerarquía de Saber” que postulaba Foucault. No hay quien defina que sería un conocimiento especializado y que no. No hay filtros de lo que se publica. El Internet se ha convertido en el nuevo café desde una concepción urbana como la que presenta Fernández Christlieb en el “Espíritu de la Calle”, sin especialistas, sin expertos en nada o en todo. Es un espacio donde todos pueden hablar de lo que quieran.

Movimientos Sociales.

En los últimos años ha surgido una distinción en los movimientos sociales. Por una parte tenemos los movimientos sociales que salen a la calle, y que tienen incidencia política, y por otro, tenemos los movimientos virtuales, en donde participan los llamados “militantes en pantuflas”, aquellos que desde sus computadoras, en anonimato, usan la red para crear movilizaciones.

Esta segunda categoría, los movimientos virtuales, son blanco de muchas críticas. A quienes participan se les acusa de individualistas, de esconderse en su anonimato. Se dice, en sentido peyorativo, que estos movimientos tan solo causan micro-movilizaciones, o que se vuelven virales pero sin transmitir en realidad ningún contenido o mensaje relevante.



Esto da para mucho debate. Por una parte se puede argumentar que el anonimato no es un defecto, sino al contrario, es una cualidad que puede llegar a tener bastante incidencia política. O lo opuesto, alguien puede argumentar que por el anonimato la gente no se compromete verdaderamente al movimiento. Judith Butler explicaba que en el cuerpo se juegan los aspectos fundamentales de nuestra identidad, y que por lo tanto, si se quiere tener incidencia política, hace falta salir a la calle a presentar el cuerpo.

Por otra parte, Cristina toca un punto muy relevante en su conferencia al decir que en los movimientos virtuales resulta más fácil crear redes significativas con otras personas del movimiento. Mientras estas en Internet te puedes poner en contacto fácilmente con gente que de otra manera no conocerías. En cambio, en un movimiento que está ocurriendo en la calle, completamente dinámico, la gente constantemente desaparece. Estas dentro de una masa, conoces gente, pero después no la vuelves a ver. Y por lo tanto, no surge una relación. Tenemos ahí una ventaja del movimiento virtual por sobre el movimiento de la calle.

Ciberfeminismo.

El ciberfeminismo aparece como respuesta al pesimismo de las feministas de los años 80. Surge la necesidad de un empoderamiento de las mujeres hacia la red, y hacia todos los espacios virtuales que están surgiendo. En la conferencia se mencionaba que eso de que las mujeres le tienen miedo a la tecnología es un mito que busca alejarlas de estos nuevos espacios que están surgiendo. Es una articulación de miedo patriarcal.


Pero ante todo, el ciberfeminismo surge porque los defectos del patriarcado se siguen replicando en la red. Los discursos misóginos se han multiplicado en Internet, y se han transmitido de la misma manera. Las nuevas tecnologías, lejos de usarse como instrumentos de emancipación, se han utilizado como nuevas formas de control.

En la red abundan páginas y movimientos que tienen como objetivo principal una deslegitimización sistematizada del feminismo. Incluso en las páginas más comunes nos podemos encontrar día a día con críticas y burlas hacia el feminismo, que lejos de buscar crear diálogo, están intentando ridiculizar sus postulados o simplificarlos hasta que resulten absurdos. Por eso mismo, la agenda feminista debe tener en la mira los espacios virtuales, y encontrar maneras de incidir políticamente en éstos, de una manera diferente a como lo hace en la calle. Solo así se podrán crear espacios donde las feministas puedan hablar de su propia experiencia, ellas mismas, en lugar de que otros hablen por ellas. 

2 comentarios:

  1. ¿Y qué potencial tienen estos espacios virtuales para la formación universitaria? ¿De qué forma nos vinculan o nos desvinculan?

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  2. Nos permiten ponernos en contacto, y aprender de personas que sin estas redes virtuales ni siquiera conoceríamos. Posibilitan un conocimiento descentralizado, al que pueden acceder mayor cantidad de personas. Sin embargo, también aumenta la desinformación, y provoca que las personas se acerquen a temas (como el feminismo) no desde un conocimiento sistematizado, sino desde un conocimiento informal, desorganizado y superficial, que lejos de acercarlos a las propuestas, los aleja.

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