lunes, 15 de septiembre de 2014

PSICOLOGÍA POLÍTICA iteso: Introducción a la masa social


Introducción a la masa social
(Por Chats) 

“I am he as you are he as you are me and we are all together…”
-Yo soy él, como tú eres él, como tú eres yo y estamos todos juntos-.  

            En el año de 1967, John Lennon –célebre ex-integrante de The Beatles y uno de los nombres propios de la Invasión Británica, movimiento musical que se dio en la década de los sesenta-  escribió la canción «I Am The Walrus» (“Yo Soy La Morsa”), la cual formó parte del álbum Magical Mystery Tour.  Un tema que, sin duda, vale la pena disfrutar. No hay que romperse la cabeza tratando de entenderlo. El propio Lennon llegó a comentar que había muchos sinsentidos dentro del mismo. Lo que se pretende destacar –o bien, rescatar- aquí es la primera línea de la letra: Yo soy él, como tú eres él, como tú eres yo y estamos todos juntos.

El ser humano es, fuera de toda duda, un ser social; la criatura más social de entre todas las que habitan el planeta tierra. No hay motivo ni razón para verlo de otra manera: estamos “condenados” a vivir juntos (pero no revueltos, ¿o si…?). Nacemos, crecemos, vemos “En Familia con Chabelo”, nos desarrollamos, nos casamos, nos reproducimos, maduramos acaso un poco más, y nos vamos sin más. Todo, en la ecuación del ciclo de la vida, está intersecado por más de una variable. True Story. Es decir, una variable, que puedo ser “yo”, (o “tú”, si así lo prefieres), va a hacer contacto o colisionar con otra variable, y va a relacionarse y/o reaccionar en consecuencia de este cruce con la misma (que puede ser bien o “tú”, o “yo”, dependiendo, claro, de a quien le hayas atribuido el rol de la primera variable en cuestión que siempre, “de ley”, estará ahí). Por más que a veces nos podamos empeñar en vivir “juntos separados”, somos parte de la masa




Nos sabemos parte de un proceso constante e incesante de socialización, a partir del cual interpretamos nuestra realidad, nos adaptamos, convivimos y sobrevivimos. El entorno y el momento nos influyen, pero los demás. El tema de las masas sociales es, invariable y consecuentemente, imprescindible para el estudio de lo social. Han dicho que “tres son multitud” y he escuchado también que “dos ya se pueden considerar una masa”. Desde la Beatlemanía (¡Wooo!), pasando por los seguidores del Atlas (aunque ganen… y lo digo de la manera más respetuosa, me incluyo), hasta los “Beliebers” (I´m out…), es un fenómeno circular en los tiempos, los espacios y los cuerpos, una réplica de… Es que puede ser de cualquier cosa, ya sea que nos empuje a la clase a persuadir al profesor de faltar el día del puente, o bien, que nos encamine hacia algo más trascendental.

Gustave Le Bon (1962) define masa como un "conjunto de individuos de cualquier clase... independientemente de los motivos que los reúnen”. Fernández Christlieb (2010) es un poco más rimbombante y divertido en su definición:

Masa: Conglomerado de gente que en un momento dado, por las razones que sean, los individuos pierden sus características particulares, se salen de sí, de sus cabales, quedan fuera de quicio y pierden su inteligencia, su razonamiento, su cultura, su educación, se desindividualizan, y a cambio de eso, brota entre todos una entidad psíquica colectiva dominada más que nada por la afectividad y la emocionalidad que actúa por sí misma independientemente de los individuos ahí ausentes.
                        
 (Fernández Christlieb, 2010).

Los dos autores plasman acepciones en común, aunque con palabras un poco diferentes. Le Bon habla de “la masa psicológica”: un alma colectiva. El individuo, al pasar a formar parte de la masa, piensa y siente como la misma. Fernández, quien habla de un proceso de desindividualización en su concepto, también la termina asemejando, pienso yo, a una Little Caesar´s: “Hot-N-Ready”. Y es que quizá sea esta la característica más particular de la masa, que dentro de ese cuerpo que se va hinchando y menguando a relativo placer, la amenaza de explosión y acción está latente, pues ese elemento emotivo tiene al individuo inconsciente de sí pero despierto junto con los otros, sin saberlo ni entenderlo a veces, con el cuchillo entre los dientes.

Parece prácticamente imposible que no nos pongamos jarcors en un concierto de Molotov o de Cartel de Santa. Reflexionando (y no es que yo haya ido ya a una presentación de ellos) la verdad es que en el momento, estando ahí, uno ya no piensa tanto, o no piensa: te entume el ambiente, te abandonan los sentidos, pulsas al ritmo de los otros cuerpos y te tumba lo que sigue y lo que resta. Puede ser la presión por lo que debe ser, que en aquel momento se torna envolventemente, y en mayor o menor medida, literal. Todos los que hayan ido a algún lugar porque los hace vibrar, porque los mueve y los motiva, saben de la cautividad de la que hablo. Un concierto, un partido de fútbol, una marcha en el Zócalo…

La masa puede presentar modificaciones en su química y su física, son camaleónicas: se funden, se adaptan y evolucionan con la humanidad y el contexto. Los medios disponibles pueden vislumbrar un esbozo del comportamiento de una masa. Pasó en los cincuentas con el incipiente televisor y la radio, que ellas sucumbían por tocar la mano de Elvis, y ellos, por verse como él para con suerte emanar su mismo efecto magnético; a principios de los sesentas, a través de la sofisticada arma de la mercadotecnia, las y los jóvenes se volvían locos por un mechón de cabello de Paul McCartney (¿neta? Neta.).  Hasta los jóvenes de hoy, que se amontonan cada fin de semana frente al televisor para presenciar las brillantes narraciones del Dr. Campos y el Dr. García, sin saberlo, ya conforman masas virtuales, sin estar todos juntos. Cada quien en su casa, desde la distancia, pero conectados en las redes sociales, comparten la euforia que producen las barbaridades de estos señores.



Una línea desde la cual pensar las masas, como se comentó en clase, es su composición y características, una vez dado un concepto del cual partir. ¿Se puede encontrar la ambivalencia? La homogeneidad y heterogeneidad dentro de una masa son… relativas, siendo concluyente que la masa es homogénea en cuanto al unísono. Fernández lo denomina “ley de la unidad mental de las masas”. Las sensaciones, sentimientos y pensamientos confluyen en uno solo. Ahora bien, de la misma forma menciona el autor que "una vez transcurrida la tormenta, se recupera el carácter normal". Esta idea nos puede llevar a otra más profunda, que es la masa como… ¿Cómo qué puede quedar la masa en lo estricto de lo social? Si se sale de ser un fenómeno descentralizado, ¿sigue siendo masa? Como en todos los grupos y conjuntos, el granito en el arroz es una posibilidad, y aquí puede tornarse en factor condicionante de lo conduzca al grupo y lo que este produzca. El papel de un individuo puede ser “neutro” hasta que uno se erige líder. De entrar en un proceso de institucionalización, se aleja de su  naturaleza para convertirse en algo más, con estructura, con organización. Entonces, ¿la masa carece de ambos?

¿Cuál es el poder de las masas? La motivación y el poder de las masas

Hace falta repensar la forma y el fondo. La forma de las masas… cambiar. Es un punto de reflexión. Pero el fondo… creo que siempre responde a la motivación. There´s more than meets the eye. Cuando hay algo tan interiorizado y apreciado por un grupo de individuos, cuando se trata de un ideal por el que se puede dar hasta la vida, la solidez de la masa y su desplazamiento puede tornarse una fuerza inamovible. Las revueltas cuestan mucha sangre, sudor y lágrimas, y a pesar del sufrimiento ahí se mantiene el hombre. El caso del movimiento #YoSoy132 puede ser un buen tema a opinar. Desde agosto del año pasado hasta mayo del presente no se le ha visto nada relevante. Cero. La masa evolucionó de movimiento estudiantil independiente hasta que se levantaron algunas manos y se perdió el rumbo.

Le Bon aborda varias características que, en su punto de vista, pueden ser inequívocamente definitorias de las masas, o por lo menos, de la gran mayoría de ellas: las masas puede presentarse impulsivas, con movilidad, e irritables (check); pueden estar expuestas a la sugestibilidad y ser crédulas; dadas a la exageración y simplismo de los sentimientos, y pueden presentar intolerancia, autoritarismo y conservadurismo, aparte de su componente de moralidad, el cual merece mención aparte. En la delgada línea que separa lo que está bien de lo no está bien (vienen ahora las famosas etiquetas), ¿cuáles son los alcances de una masa, hasta dónde puede llegar, qué se le permite? La razón de ser de una masa puede ser tan amplia y moverse de tal forma en la ambigüedad que… depende. Depende de los valores y la valorización de la masa. Lanzo la pregunta a ustedes. Al haber un corto en la conciencia moral individual y ser toda esta colectiva, ¿qué exige la masa al individuo y cuál es su impacto?



Los tiempos de las masas son pueden ser indefinidos y también difíciles de predecir. Las masas pueden ser o no ser. Pueden amenazar o no un sistema. Creo que lo que interesa más es una masa que sea determinante. “El tránsito”, de  León Siminiani es una pieza que hay que ver otra vez con detenimiento. La rutina de la masa, dictada por “lo natural”, la economía y la producción (“generar producto, descansar para seguir generando”), es una forma de control de las masas (por parte de “los que están en el piso de hasta arriba, del edificio más alto del mundo”), otra ventana o paréntesis para discutir. Hay una “Memoria colectiva” en la que se “ausenta” la memoria colectiva que no tomamos muy en serio por ser parte de lo mismo, de la masa. ¿Hemos de salir alguna vez de la masa? ¿Realmente? “Divertirse, conversar, pensar”…

Las masas responden a intereses… ¿colectivos? ¿En qué medida son realmente colectivos? ¿Corroe? La cuestión gravita entonces en aplicar la chispa adecuada para encender la llama, para lo maravilloso y lo oscuro, como Gandhi o como Hitler. Creo que está fuera de toda discusión que las masas tengan poder para hacer cambios. Como afirma el catedrático español Manuel Delgado: “lo que nos da miedo no es el castigo, sino la responsabilidad de ser libres”.


(Es probable que a Lennon no le pasara por la cabeza todo esto sobre “las masas y su poder” al escribir su rola… Seguro no). (No). (Fin del comunicado).


Referencias Bibliográficas:

Fernández Christlieb, P. (2010). El sueño de las multitudes. (Manuscrito inédito).
Le Bon, G. (1962). Psicología de las multitudes. México: Divulgación.

4 comentarios:

  1. Al leer el texto de Pablo Fernández, me acorde de un partido de futbol americano al que asistí hace unos años , yo no entendía nada de las reglas del juego pero aún así fui parte de la afición, me contagie de la euforia , grite brinque, reclame. Llegó un punto en que se me olvido que no entendía nada de las reglas del juego y esto es lo que plantea Pablo, cuando estas en una masa pierdes tu individual y por alguna razón te vuelves un líquido, estas fusionado con mucho más personas, te mueve la misma emoción y existe una afectividad con el otro aunque minutos era un completo extraño para ti. Después de esta experiencia me hice aficionada del futbol americano.
    Un fenómeno que me parece muy interesante y que lo menciona Pablo Fernández es la histeria colectiva. El entender cómo se pierde el juicio individual y las personas que conforman esa masa donde hay histeria colectiva, llegan hacer cosas que individualmente jamás se atreverían por ejemplo los suicidios colectivos, el más famosos es el de Jonestown, donde murieron 909 personas.
    Con respecto a México creo que nos hace falta unirnos como masa y compórtanos de la forma más estúpida para así ser una amenaza a nuestro gobierno y poder hacer el cambio que tanto reclamamos y necesitamos pero que hasta la fecha poco hacemos como ciudadanos. Mi pregunta es ¿hasta qué punto tenemos que llegar para ser una masa? , no entiendo por qué el 16 septiembre de cada año se conforman varias masas a lo largo del país para festejar una independencia que realmente no existe que simplemente 200 años después seguimos siendo dependientes , por qué sólo en esta fecha los mexicanos se sienten patriotas y el resto del año no , por qué no juntarnos en lugar de festejar algo que no existe, conformar una masa que la unión de individuos este constituida por toda la historia de corrupción, injustica, poco transparencia, violencia, etc., y buscar el cambio que tanto deseamos ¿Qué tenemos que hacer para lograr esto, qué tanto más tenemos que aguantar para unirnos?

    PD: me gusta mucho como relacionas la canción de Lennon con el tema.

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  2. Comenzando citándote la parte de que estamos condenados a vivir juntos, pero no revueltos, comparto contigo que somos “la criatura mas social de entre todas las que habitan el planeta tierra”, pero difiero en lo de “revueltos”, creo que cada individuo es una combinación, dígase una “revoltura” de distintas ideologías de diferentes masas, tomamos cosas de una y de otra que nos hacen formar parte de una u otra, es aquí, la decisión de a cual pertenecer donde esta la individualidad, pero si seguimos siendo “parte de la masa” como escribes posteriormente.
    Pienso que como dice Gustave Le Bon (1962), que define masa como un “conjunto de individuos de cualquier clase... independientemente de los motivos que los reúnen”, la masa la componen los individuos con su individualidad de caracteriza a cada uno de los pertenecientes, la masa simplemente esta integrada de individuos que se identifican uno con otro en algún punto por medio del cual es posible que podamos convivir como “masa”, pero por otro lado no comparto que “al pasar a formar parte de la masa, piensa y siente como la misma”, si no que como dije antes, formamos parte de una masa con la que simplemente compartimos algo con lo que nos sentimos identificados, pero no creo que al formar parte de una masa, estemos obligados a pensar y sentir como el resto de los que la componen como al compartir el gusto musical con alguno de todos los que mencionas. Puede ser que hoy pertenezcas a la masa que comparte el gusto por los Beatles y mas tarde pertenezcas a la masa que se pone jarcor con Molotov, por lo que reafirmo mi postura de que se sigue teniendo individualidad que no se pierde por formar parte de una masa.
    Por ultimo, respondiendo tu pregunta: “¿qué exige la masa al individuo y cuál es su impacto?”, desde mi punto de vista, lo que yo creo que la masa exige al individuo es una pertenencia que se da en el momento en que se comparte algo con esa masa, ya sea la ideología completa o pueden ser cosas mas sencillas como su forma de actuar, de vestir, etc. y en cuanto al impacto creo que esas cosas que te van identificando con una masa o con la otra es como se va formando la individualidad dentro de todas esas masas en las que nos encontramos inmersos.

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  3. pareciera que hablamos de dos tipos de masa. Una que se remite a los conglomerados y a los grupos identitarios; y otra en donde el "ser" individual pasa a ser parte del ser masivo. En lo personal la idea de la masa como el producto de individualidades diluidas y cohesionadas en la masa me llega a encantar. Y es que para mí, esta idea va más allá de uno. De la unidad. Siendo esta misma la masa. Es decir, tocar el fondo del saludo maya. Convertirse en el otro, y el otro convertido en uno. Es un cuerpo un ente que tiene vida propia, y que en ese momento no existe poder individual, que pueda ser ejercido en su contra. Subordinarse al ritmo de la masa, estar en armonía con ella, quizá esa sea la forma de experimentar una efímera libertad. En donde uno se libera del yo, para pasar a ser uno yo con el otro. Entendiendo al ser humano como "un ser naturalmente cultural y/o social" entonces la masa es la máxima expresión del ser.
    En lo personal las conglomeraciones de gente me molestan, esos individuos con fines propios, encontrados en un espacio determinado y por lo general reducido, es desesperante. Pero una masa, es vibrar.

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  4. Y sobre todo no confundir a las masas, entidad colectiva cuyos individuos están empíricamente cohesionados, con la "sociedad de masas", que suele referir más bien a individuos no cohesionados consumiendo lo mismo. Ambos fenómenos dan cuenta de formas de organización simbólica. Las masas, que más bien desbordan lo simbólico, y se convierten en símbolos de sí mismas, no se comunican, se auto-engullen, y la "sociedad de masas" en la que opera más bien el mecanismo de ideologización: saturación de símbolos que desvinculan.

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