viernes, 6 de diciembre de 2013

Elogio a la vagancia

Toma-la ciudad se me queda no sólo en mesas de diálogo, documentales y cerveza Minerva, se me queda en su literalidad de tomarla de donde se deje. A partir de esto se nos ocurre tomar la propuesta del documental falso Noviembre e implementarla en esta ciudad. La película nos muestra un grupo de teatro en España que hace sus escenificaciones en la calle, un espacio abismalmente distinto y menos limitante que el espacio del Teatro. En la calle, la gente no entiende que cojones estás haciendo, no son espectadores ocultos en la obscuridad, están ahí tan parados como tú, con sus iluminados rostros haciendo todo tipo de gestos, en su mayoría gestos involuntarios pero gestos al fin, gestos especialmente creados para ser vistos. El grupo de teatro presenta esta alternativa como terrorismo blanco, social y reivindicativo, de buscar al público donde quiera que este se encontrase, de vivir los personajes en la carne, y no personajes literarios o cinematográficos –y de ser ahí solo interesaría darle credibilidad a los protagonistas ficticios a través de la actuación -, sino personajes de la cotidianidad directamente vividos en el asfalto. Teniendo ya el recurso del teatro como pretexto perfecto para tomar la ciudad, y de pasada ponernos una divertida, que como dijo Diana J. Torres, no tiene ningún sentido hacer nada de aquello si no lo vamos a disfrutar, ahora lo que hacía falta era un acto.

Titulamos este evento como Elogio a la Vagancia (sí, es un título de un libro también), porque eso nos dedicamos a hacer, vagancias. Fuimos vagos y vagas, haciendo vagancias, vagando por una ciudad a la que no estábamos preparados. Les agradecemos infinitamente a las personas que nos asistieron en este proyecto y a los que nos compartieron de su dinero para continuar vagando, que Dios se los pague, porque si no es él, no sé quién lo hará.

 

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