miércoles, 26 de noviembre de 2014

"Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semillas"



El 26 de septiembre del presente año, hace dos meses exactamente, fueron los hechos ocurridos en Guerrero en el que 43 estudiantes normalistas fueron desaparecidos. Al pasar de los días, y ante la poca aclaración y la responsabilidad flotante que se ha presentado en nuestro país ante este caso y los otros miles y miles casos más, la impotencia y la indignación han ido aumentando y la voz del pueblo se ha ido alzando. Más personas se han empezado a movilizar, menos personas se encuentran indiferentes, hay opiniones que chocan, pero ya no se está guardando silencio. En las redes sociales se comenta sobre la situación, que se debe o puede hacer, expresiones de dolor, la duda y el enojo. Los distintos tipos de movimientos sociales y estudiantiles se han organizado y realizado, marchas y paros nacionales.

El 5 de noviembre, como ya se ha mencionado por otros compañeros en este blog, se realizó un paro activo en ITESO. La respuesta de estudiantes fue gratamente sorprendente. Se ofrecieron espacios de expresión y del diálogo en los cuales las personas que asistían a ellos compartían opiniones e inquietudes que la situación de los 43 normalistas  desaparecidos habían traído a flote.  

Personalmente quiero compartir una de mis experiencias dentro de este paro activo. El 5 de noviembre ya tenía planeado asistir a varías de las conferencias y espacios de diálogo que se iban a ofrecer, pero no sabía de una dinámica la cual causo mucho impacto en mí. Alrededor de las 8 de la mañana se nos aviso a mi junto a dos de mi compañeras de la clase en la cual estaba, que seríamos parte de una dinámica en la que se haría un simulacro de secuestro de nosotras tres, nuestros demás compañeros de la clase no estarían enterados de esto. Pasaron los minutos y sentía la ansiedad de que en cualquier momento vendrían por mí, sabía que iba a pasar eso y no podía evitar sentir miedo. A las 8:20 vienen por nosotras tres jóvenes vestidos de negro, nos ponen de pie de nuestro asiento, nos colocaron unas bolsas en la cabeza que obstaculizaba nuestra visión y se nos sacó del salón. Aún cuando reíamos, yo sentía muchos nervios y no pude evitar pensar en qué pensaría mi mamá, mis familiares y amigos si supieran o vieran esto que se estaba realizando, pero...¿y si no fuera un simulacro?.

Muchos pensamientos pasaban por mi mente en nuestro trayecto a un destino desconocido por nosotros. No veíamos nada, sólo escuchábamos más voces. Nos sentaron y sentí que tenía más personas a mi alrededor, no podía preguntar quiénes eran porque nos gritaban que nos calláramos. Después se nos pidió que dijéramos cada una de las personas que estábamos ahí nuestros nombres, y eran muchos. A los segundos nos pidieron que nos quitáramos las bolsas de nuestras cabezas...y pudimos ver. Acomodados en líneas estábamos sentados una gran cantidad de alumnos, nos dijeron que éramos en total 43. Sabía que desaparecer a 43 personas era algo sumamente impactante e indignante, pero verlo en esa escala, 43 personas, un salón de clases, una generación, fue un mayor choque para mí. Se habló sobre este aspecto y como varios de los alumnos que se encontraban ahí, no estaban tan consciente de la magnitud de esta situación y que era en esos momentos cuando podía apreciarlo con mayor claridad. Un alumno comentó que el no creía que lo que se estaba haciendo con el paro activo era suficiente, que se podía hacer más saliendo a la calle a manifestarse. Aunque esto fuera muy válido, se defendió la idea que primeramente es moverse desde el contexto en el que estamos diariamente inmersos, y que el lograr que la comunidad itesiana se uniera al movimiento, o que ya no fuera indiferente a esta realidad era un buen avance. Otros alumnos que representaban a los 43 desaparecidos expresaron su frustración y dolor sobre los hechos que se viven en nuestro país, y se comentó respecto al hecho que no somos ajenos ni inmunes de que a cualquiera de nosotros pueda pasar por algo así, ya que todos somos estudiantes y todos somos mexicanos.   

Hace dos meses ocurrió esta tragedia, las autoridades, el estado no han respondido de la mejor manera, el pueblo mexicano ha alzado la voz, ha despertado y no olvida. Se trató de que ese 26 de septiembre fuera un hecho aislado, se trató de enterrarlo, pero no fue así, no es un hecho aislado, es la punta del iceberg, el pueblo está cansado y enojado, y se ha ido buscando diferentes alternativas para lograr cambios. Hay controversias en cuanto al modo, pero lo que yo considero importante es que el pueblo no se quedó estático, ha retomado la calles, ha alzado la voz.

Finalmente, quisiera hacer invitación al evento de Manifestación Universitaria por la Paz para el día de hoy, 26 de noviembre, a las 6:00 pm en la explanada de biblioteca en el cual se tomará una foto formando la palabra PAZ con estudiantes comprometidos con ella. Pienso que una acción que algunos pueden considerar pequeñas pueden ser una gran impulso hacia el cambio.



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