jueves, 6 de noviembre de 2014

PARO ACTIVO ITESO

¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!           
#5NParoActivo


El pasado miércoles 5 de noviembre, tuve la oportunidad de asistir a uno de los eventos organizados por ITESO, llamado PARO ACTIVO en apoyo a los trágicos sucesos de Ayotzinapan, donde desaparecieron a un grupo de 43 jóvenes normalistas. La noticia volcó a México y al mundo, pues muchos consideramos que fue la gota que derramó el vaso para dejar de estar en silencio ante las injusticias, la inseguridad y por otro lado y otro tema a tratar, el machismo que se vive en nuestro país.
Según el Gobierno Federal anunció hace varias semanas, siendo el pasado jueves 21 de agosto que la cifra de personas ‘no localizadas’ en México alcanza las 22 mil 322 personas. A esto le sumamos cifras desconocidas de diversas personas por varios estados, y aún a esto 43 más estudiantes provenientes de Guerrero.

Pero ahora, viene una cuestión muy interesante: ¿Qué tiene que ver el género con la violencia en la que vivimos en el país?
Al parecer, la dominación de la mujer proviene desde la colonización, la cual es el establecimiento de un conjunto de personas en un territorio alejado de su pueblo, país o región de origen con la intención de poblarlo y explotar sus riquezas, esto pasó en México en el siglo XVI, cuando los españoles, al mando de Hernán Cortés conquistaron la antigua Tenochtitlan, ahora conocido como México. Desde entonces, la mujer fue vista como alguien inferior, como objeto sexual, trabajos fuertes, sin poderío, ni derechos, etc., ser mujer mexicana en ese entonces era una maldición; pero ahora ¿seguimos en el mismo cuento?



Pasando a temas más actuales, nos podemos dar cuenta que las infinitas muertes en Juárez, conocidos por mucha gente como feminicidios, tiene algo que ver con los hechos que pasaron en Ayotzinapan. No se trata de echarles la culpa a los hombres, pero si nos damos cuenta que se le dan privilegios a unos por encima de otras.

En México, día a día, cientos de mujeres son violentadas directamente o indirectamente, muchas no lo sabemos, pero lo vivimos, ya sea por nuestra pareja, por compañeros, conocidos, trabajadores que se encuentran por las calles, etc., pero pensamos que es algo natural.
Natural es salir a la calle con la seguridad de que todo estará bien, natural es vestir a nuestro estilo y saber que no seremos violentadas. Es muy diferente la indignación que se siente por la violencia que vemos, a la violencia que vivimos.


Durante la charla grupal, una compañera, la cual no recuerdo su nombre, dice las siguientes palabras: “la violencia es algo que se decide, y muchas veces nosotros la tapamos o la justificamos, el silencio también es violencia”.

Nuestro profesor Héctor Robledo, hace un interesante comentario acerca del cuerpo feminizado y el lugar que ocupan estos, pues desde la antigüedad, los hombres fueron educados para imponer violencia, algo que hasta el momento ha perdurado. Sin embargo, no solo las mujeres vivimos violencia, sino también los hombres, al ser oprimidos y mantener un margen de lo que deben hacer y lo que no.










El cambio está en nosotros, pues recordemos que el silencio, también es violencia ...

1 comentario:

  1. La frase "el silencio también es violencia" me mueve bastante porque considero que es cierto. Cuando alguien no expresa lo que siente acerca de una situación o no genera movimiento para cambiar ésta misma, está aceptando, de cierto modo, lo que está sucediendo y dando pie a que continúe. Creo que lo que está sucediendo en respuesta a la desaparición de los jóvenes normalistas es un buen comienzo para nuestro país. Quizás, como nación, tardamos bastante en darnos cuenta del impacto que tiene la opresión del gobierno sobre nosotros pero más vale tarde que nunca. Estos tipos de movimientos generan algo de esperanza en mí, creo que a partir de esto la gente encuentra espacios para dialogar y compartir sus experiencias, inquietudes, quejas, etc. y esto es algo bueno porque la gente comienza a identificar lo común y a darse cuenta de que somos una comunidad de afectados. Los problemas pasan a un plano público. Definitivamente, la violencia no es una forma de solucionar problemas y tampoco es justo que se utilice para silenciar a todo aquel que es crítico.

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