jueves, 4 de diciembre de 2014

Discriminación en los lugares de esparcimiento, ocio y recreación.

DISCRIMINACIÓN EN LOS 
LUGARES DE ESPARCIMIENTO, 
OCIO Y RECREACIÓN.


Para entrar un poco en contexto, iniciaré con el concepto de discriminación según Rodríguez, J. (2005) el cual dice que es una de las palabras de naturaleza política que están presentes en una gran cantidad de usos cotidianos del lenguaje. Se trata de un término que se usa con mucha frecuencia y con sentidos e intenciones diversas. El diccionario de la Lengua Española, publicado por la Real Academia Española de la Lengua, ofrece dos definiciones del verbo discriminar:

1.   1.  Separar, distinguir, diferenciar una cosa de otra.
2. 2. Dar trato de inferioridad, diferenciar a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.

En la presente investigación, nos basamos principalmente en la discriminación que se vive en antro “La Santa”, ubicado en Avenida Real Acueducto 371, Zapopan, Jalisco, hasta hoy, uno de los antros más populares y demandados de la ciudad, el cual es considerado un espacio privado, buscando hacer conciencia ante esta, y dejar a decisión personal el continuar fomentándola, o hacer lo que esté en nuestras manos para cambiarla, insisto, todo como decisión personal.


Existe una diferenciación entre los espacios privados y los espacios públicos, pues el tener la libertad de expresarnos, de ser, de vestir y hablar común y libremente en los espacios públicos, en este caso la calle, hace que conservemos cierta esencia personal, en cambio, los espacios privados nos guían por un camino de mantener cierta postura, vocabulario, vestimenta y comportamiento.  

Cuando salimos a la calle el cual, es un espacio público, podemos ser quienes somos, sin guardar un margen, salir con la actitud que se siente en el momento, pues ”somos libres”, en la lectura El Espíritu de la Calle, se toman puntos importantes de la vida que tenemos como sociedad al salir de nuestras casas, donde según  Fernández (1991) La vida de la sociedad civil, es una sorpresa para quienes salen de sus casas y quehaceres y se unen a la calle: la sorpresa de no ser los mismos de siempre, de verse a sí mismos haciendo, pensando y sintiendo.

Un espacio privado, tiene el derecho y de cierta manera la ventaja de hacer su espacio exclusivo para ciertas personas, a dar acceso o negarlo si no se cumplen los requisitos que ellos imponen, por el simple hecho de pagar por un lugar y espacio que lo vuelven muy suyo. Se puede entender una diferenciación entre lo público y lo privado.
Fernández (1991) Por público se puede entender todo aquello (ideas, sensaciones, gestos, objetos, colores, ropas, reglas, funciones, espacios, lo que sea) que es comprensible en un momento y lugar dados, pero que en otros ni es comprensible, ni sabido, ni compartido, ni conocido, ni real, ni público y, por lo tanto, es privado, que es todo aquello que no cabe en un momento y lugar dados, y que no funciona como real ahí, aunque en otros tenga una realidad sólida y duradera.

Sin embargo, fuera de tema entre los espacios públicos y privados, existe algo que es el medio social. Muchas veces para estar dentro “de”, tenemos que tener “que”; es decir, el asistir a un antro, de cierta manera te envuelve en un círculo social, te da diversión y demás; pero también te desgasta físicamente, tu cartera queda un poco vacía al día siguiente y ni hablar de las crudas físicas y morales.

En estos espacios, estamos rodeados de una masa, en el la rtículo “El sueño de las multitudes”, se describe el concepto donde Fernández (2010), nos dice que: se le llama masa a un conglomerado de gente que en un momento dado, por las razones que sean, los individuos pierden sus características particulares, se salen de sí, de sus cabales, quedan fuera de quicio y pierden su inteligencia, su razonamiento, su cultura, su educación, se desindividuan, y a cambio de eso, brota entre todos una entidad psíquica colectiva dominada más que nada por la afectividad y la emocionalidad que actúa por sí misma independientemente de los individuos ahí ausentes.
La descripción anterior, podría ser, en algunas cosas, la descripción de lo que se vive dentro de la instalación “La Santa” por muchos de los individuos que ingresaron, La masa de personas que ingresan, a  comparación de las que no pudieron tener acceso varía dependiendo del día y evento.
                 
                                        
¿Cómo fue nuestra intervención?
Decidimos realizar esta intervención, ya que por muchas ocasiones nos hemos dado cuenta, y hemos vivido en carne propia, la discriminación que se vive en la calle, específicamente en ciertos lugares donde existen códigos para tener acceso, las tres integrantes coincidimos que es una acción que nos causa mucho conflicto, que nos ha tocado observar por varias ocasiones y que sería una intervención muy buena para concientizar por lo menos a un grupo de personas.

Sabemos perfectamente que la discriminación en los “antros”, se da por las personas a los que comúnmente llamamos “cadeneros”, y claro, ellos la ejercen. En nuestra indagación en “x” antro, y en experiencias anteriores, nos dimos cuenta que estos “cadeneros”, simplemente están siguiendo órdenes ya predispuestas y establecidas con anterioridad, en donde no pueden dejar pasar a ciertas personas que no cumplan con los requisitos necesarios para obtener su acceso, y por otra parte, estos cadeneros se encuentran vigilados, ¿vigilados? Sí, vigilados por personas que a través de cámaras, les van diciendo quien puede pasar o no, es decir, los cadeneros hacen el trabajo sucio, hay alguien con más poderío para decidir y elegir entre una charola de pequeños consumistas, quienes tienen la oportunidad de disfrutar de su servicio.
 


Después de buscar la manera de intervenir, primeramente decidimos hacer una encuesta, con una muestra de 30 personas, 15 hombres y 15 mujeres, para tener una idea de un aproximado sobre la discriminación que se vive en los antros, específicamente en “x” que fue el objeto de estudio, y a partir de ahí, con estas 30 personas encuestadas, tratar de concientizar y dejarles un poco de reflexión acerca de la discriminación, para esto, realizamos las siguientes preguntas:  


Subraya la respuesta que más se acerque a tu experiencia personal.
Sexo:  Masculino    Femenino                       Fecha:
Edad:

1.    ¿Asistes Frecuentemente al Antro “La Santa”?
Sí     No

2.    ¿Cuántas veces asistes al mes?
Una     Entre dos y cuatro     cinco o más

3.    ¿Qué es lo que más te gusta del antro?
Ambiente     Música     Precio     Otros:

4.    En promedio, ¿cuánto tiempo estas en la entrada esperando tu comanda?
No espero nada      Entre 5 – 10 min.      Entre 10 – 20 min.     Más de 20 min.

5.    ¿Alguna vez te han negado entrar al Antro “La Santa?
Sí     No

6.    Si tu respuesta fue sí, ¿Por qué?

7.    ¿Alguna vez le han negado el paso a algún/alguna acompañante tuyo?
Sí     No

8.    Si tu respuesta fue si, ¿Por qué?

9.    ¿Cosederas que tienes que ir “bien vestidx”  para tu acceso al Antro “La Santa”?
Sí     No

10.  ¿Consideras que el Antro “La Santa” ha tenido acciones discriminatorias a las personas que asisten?
Sí     No

11. Si tu respuesta fue si, responde cuáles.

12.  ¿Qué opinas de los lugares que discriminan a las personas?
En ocasiones la discriminación es buena, es un filtro de personas
Me da lo mismo, mientras no me afecte
Me causa mucho conflicto, pues todos debemos ser tratados igual

¡GRACIAS!


Después de esto, y de hacer el vaciado de resultados, nos dimos cuenta de respuestas sumamente interesantes, y que de cierta manera son contradictorias para muchas personas que han vivido directamente o indirectamente la discriminación en el antro, por su aspecto físico incluyendo tu peso y vestimenta.

Momento de intervenir:
Al momento de la intervención, me pude dar cuenta que las personas encuestadas, nunca se habían puesto a pesar en este punto sobre la discriminación que se vive en “x” antro, por lo que les causó un gran impacto darse cuenta que, a nadie nos gusta ser discriminados por nuestra forma de vestir, por nuestro peso, nuestro color de piel y demás, y los notamos un tanto pensativos al darse cuenta que en muchas ocasiones, nosotros mismos fomentamos la discriminación queriendo estar en lugares exclusivos ¿de?, ese es el cuestionamiento, pues to que, nos posicionamos por encima de ciertas personas, que a mi parecer son iguales que nosotros, y queremos estar con personas que están a “nuestro nivel”. ¿Absurdo no? pero es la triste realidad en la que nos sumergimos cada vez que asistimos a lugares asó.

Se dieron cuenta que para tener acceso a este lugar, tienen que seguir un código de vestimenta, que hasta en ciertos momentos en un poco incómodo: los tacones que nos sacan ampollas, la camisa apretada, el maquillaje, el peinado y demás.
Hicieron comentarios como: “Chale, que culeros”, “no manches no lo había pensado”, “Que mala onda”, “Discriminan y aquí estamos”, entre otras más.




Al finalizar nuestra investigación – intervención, nos dimos cuenta de datos muy curiosos, pues encuestamos a 30 personas (15 hombres y 15 mujeres), la mayoría de estos, con exactitud 17, nos comentan que lo que más les gusta de este antro es el ambiente, por lo que de entrada pagamos por un “buen ambiente”. De los 30, solo a 4 personas les negaron la entrada al antro, donde la causa principal fue la vestimenta, y aun así siguen asistiendo. 8/30 personas vivieron discriminación indirecta al no dejar entrar a algunos de sus acompañantes, las principales razones: por gorditx, por mal vestido, por moreno y por fea. 28/30 saben que tienen que ir bien vestidos para su acceso al antro, pero, ¿qué es bien vestido? Sabemos perfectamente que no es lo mismo para todos. En cuanto a la opinión sobre qué opinaban sobre la discriminación, recibimos respuestas discriminatorias, afortunadamente no por la mayoría; 3 personas dijeron que les daba lo mismo, mientras no les afectara a ellos; de 30 encuestados, 7 personas piensas que la discriminación es buena porque es un filtro de personas, y 14 personas están en contra de la discriminación y les causa conflicto.
Después del vaciado de datos, me di cuenta que la apariencia física, como el peso, la vestimenta, el color de piel, y el círculo social te cierran o abren cierto tipo de puertas.

Por un lado, sabemos que no vamos a hace que las personas dejen de salir para no ser discriminados, pero ésta acaba cuando uno alza la voz.


Anexo - Experiencias personales comentadas:

Sujeto 1: “En una ocasión, no me quisieron dejar entrar, porque traía una cadena de oro un poco grande, me dijeron que si no me la quitaba no me dejaban entrar, me negué y me negaron el paso”.

Sujeto 2: “Una vez, a una amiga no la dejaron entrar súper feo. Nos señalaron, a ti sí, a ti también. tú también, y ella no. - ¿razón? Porque estaba gordita.





·         Bibliografía

RODRÍGUEZ, J. (2005) Definición y concepto de la no discriminación. El cotidiano, vol. 21. Universidad Autónoma Metropolitana, pp. 23 – 29

FERNÁNDEZ CHRISTLIEB, Pablo (1991). El espíritu de la calle. Psicología política de la cultura cotidianaBarcelona/Querétaro: Anthropos/UAQ, 2004. [Biblio: 320.019 FER

FERNÁNDEZ CHRISTLIEB, Pablo (2010) "El sueño de las multitudes". Mecanuscrito inédito.


1 comentario:

  1. Muy interesante trabajo Majo. Las acciones para politizar tienen efectividad cuando comenzamos por los espacios de nuestra vida cotidiana.

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