miércoles, 3 de diciembre de 2014

Todos Somos Ayotzinapa




Aquí les voy a hablar de la primera marcha que se organizo un miércoles 8 de Octubre, la primera muestra de inconformidad de la ciudadanía ante lo sucedido en Ayotzinapa. Sé que ha pasado algo de tiempo de este día, pero me parece todavía importante compartirlo por ustedes. Fue la primera Marcha, ese día no teníamos idea de lo que la unidad del pueblo podría lograr, no sabíamos que esa marcha sería el inicio de más y que por fin demostramos como comunidad lo inconformes que estamos con nuestros gobernantes y con la inseguridad del país.  Es interesante pensar ahora en ese día, casi dos meses después y no nos hemos rendido, el pueblo sigue luchando y eso creo que nunca lo imaginamos.



Comenzó en la escuela normal de Guadalajara, confieso que era la primera marcha a la que asistía en mi vida y al ir sola me sentía bastante fuera de lugar.  Poco a poco fui adentrándome en el ambiente, escuchaba de lejos las conversaciones e inconformidades de todas las personas que estaban ahí por la misma causa que yo, un ya basta de tanto sufrimiento, de encubrir y de creer que somos un pueblo dormido y entumecido que simplemente acepta lo que sucede.   Veía bastantes familias y me llamó la atención encontrar incluso personas de la tercera edad en silla de ruedas dispuestas a pasar su tarde entera participando en el movimiento.

Así me deje llevar por el sentimiento de multitud, de pertenencia. Me parecía impresionante que todos sintiéramos lo mismo y estuviéramos ahí demostrándolo, como si no existieran diferencias entre nosotros, como si fuéramos un cuerpo con mayor fuerza de lo que había podido imaginar. Llegamos hasta el centro, ya con muchas personas que se iban agregando en el camino, un minuto de silencio en el cual se sentía el dolor, creo que si llegamos a ser un cuerpo, sintiendo lo mismo y por lo mismo después al escuchar los nombres de los 43 y las palabras pudimos seguir en nuestro papel en busca de la verdad, de la justicia y de el fin a esta masacre que se vive diariamente en nuestro país.

Por mi parte quiero decir que ese día aprendí que juntos podemos tantas cosas, y que a veces se nos olvida dejar de pensar individualmente, que la fuerza que se siente al estar todos ahí marchando y gritando en la calle exigiendo justicia es mucho más que lo que cualquiera podríamos lograr por nuestra propia cuenta. 


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