La idea, la problemática,
nuestros objetivos y cómo llevamos a cabo la intervención
Mi equipo y yo escogimos el andador de Avenida Chapultepec como
escenario de intervención. Me llamó la atención que, ahí, se reúnen diversos
“grupos sociales” por decirles de algún modo. Al observar el lugar me percaté
de que dicho andador es el punto de reunión de un grupo de jóvenes que
comparten el gusto por utilizar la patineta. Al transitar esa zona de
Chapultepec es prácticamente normal encontrarte con alguno de ellos; les agrada
llevar a cabo esta actividad en este sitio. La principal razón por la cual
escogimos este escenario fue la inquietud que compartíamos por investigar e
indagar acerca de los conflictos que se han generado entre los jóvenes que
patinan, los vendedores de esa zona y los peatones. Escuchamos, en varias
ocasiones, que los policías y las autoridades tenían la intención de prohibir
el uso de patinetas en el andador de Chapultepec y es por esto que decidimos
investigar qué es lo que ha sucedido y cómo perciben la situación los
patinadores.
Los objetivos de la intervención eran los siguientes: (a) identificar
por qué algunas de las personas que transitan la zona creen que el uso de las
patinetas es un problema, (b) identificar si existen otras problemáticas que
estén relacionadas con este espacio público y con los jóvenes que hacen uso de
la patineta en la Avenida Chapultepec, y (c) reflexionar y generar una solución
con las personas involucradas en la problemática.
La problemática reside en que uno o varios grupos de jóvenes que
comparten el gusto por andar en patineta se reúnen en el andador de Chapultepec
y realizan esta actividad en varios puntos del camellón. Cuando empezamos la
intervención, investigamos tanto en artículos periodísticos como con las
personas involucradas en la problemática y detectamos que el conflicto radica
en que algunos policías o “puercos” –así los llaman los patinadores– están
prohibiendo el uso de las patinetas en el andador porque consideran que los
jóvenes están invadiendo el espacio de los peatones y argumentan que molestan
al resto de la comunidad que no utiliza patinetas (comerciantes, peatones,
etc.). Además, existe la percepción de que los jóvenes que andan en patineta
son los responsables de los daños que presenta la zona en su infraestructura
urbana.
Consideramos que esta investigación es importante porque uno de los
propósitos era recuperar la opinión de las personas involucradas en la situación,
es decir, todo individuo que transita frecuentemente por esa zona. La idea de
escuchar el punto de vista de las personas era intentar que éstas mismas
generaran una propuesta o una solución a la problemática, buscábamos que la
gente se involucrara como ciudadanos.
Lo que mi equipo y yo hicimos para intervenir fue lo siguiente: fuimos
al andador de Avenida Chapultepec en varias ocasiones. En un primer momento
observamos (observación de campo) lo que sucedía en el lugar, ésto con la
intención de identificar lo que hacen exactamente los jóvenes que andan en
patinetas. Después nos acercamos a los chicos, saludábamos y platicábamos un
poco para romper el hielo; posteriormente, les preguntábamos si querían
participar en nuestro proyecto. En la mayoría de los casos, las personas
accedían y podíamos iniciar la entrevista. Como equipo nos organizamos y
utilizamos una entrevista semiestructurada para que únicamente tuviera la
función de esqueleto; a partir de esas preguntas podían surgir otras conforme
fluía la entrevista y el participante podía intervenir si deseaba hacerlo. En
algunos casos, tuvimos la oportunidad de grabar el audio de las entrevistas
pero no todos los participantes quisieron que su voz o el audio y la imagen
fueran presentadas en el proyecto. La entrevista era breve y a continuación presentaré
las preguntas que elaboramos como equipo. Al entrevistar a los peatones algunos
incisos tuvieron que adecuarse.
Una de las entrevistas que
hice a un peatón
(a) ¿Por qué crees que los jóvenes que andan en patineta escogieron
este lugar para hacerlo y no otro?
R= No sé; creo que escogieron el lugar porque gusta mucho, porque
algunos días está la vía recreativa y suelen juntarse distintas expresiones de
culturas alternativas como los raperos y los que bailan break dance.
(b) ¿Crees o saber si se les ha prohibido hacer uso de este espacio público?
R= Alguna vez escuché que hay personas que se han quejado.
(c) ¿A ti te lo han prohibido?
R= No, nunca.
(d) ¿Cuál sería la solución que propondrías para mejorar la
convivencia en este sitio?
R= Haciendo explícito que sí se permite patinar porque cuando las
personas ven que es algo que no se puede cambiar porque está legalizado le
paran a sus quejas. A mí me molestan porque siento que me van a pegar pero
entiendo que quizás no hay muchos espacios donde puedan hacer eso y se me haría
mala onda que los quitaran.
(e) ¿Crees que sea adecuado este espacio para andar en patineta?
R= Por una parte sí porque tienen útiles para poder hacerlo como las
jardineras y el piso que acaban de renovar. Además, hay una cultura de
aceptación hacia ellos. Por otro lado, creo que es un poco peligroso porque es un
camellón y hay mucho tráfico, pero si no lo hacen aquí el gobierno debería
hacerles el paro y poner rampas en algún lado o algo así.
Premisas teórico
metodológicas
Fernández Christlieb menciona, “la
gente se enteró de que puede juntarse, sobrevivir, mandar y divertirse sobre o
sin los poderes políticos o económicos, pero no viceversa. El ascenso de la
sociedad civil consiste en que la gente tomó la ciudad en sus manos. Pero no la
tomó ‘tomando conciencia’ […] la sociedad civil tomó la ciudad de una manera
precisa: la tomó por la calle. Las calles y plazas, que se habían acostumbrado
a ser sitios transitorios e indiferentes, un poco turísticos, se tornaron en
lugares habitables, solidarios, apasionados, interesantes…(Fernández
Christlieb, 1991)”. Los peatones a los que entrevisté mencionaron que no
saben la razón por la cual los patinadores se reúnen en el andador, pero
dijeron que es común observar distintas expresiones de culturas alternativas,
tales como raperos, sujetos que bailan break dance, etc. Como menciona el autor,
es natural que la gente tome las calles porque son lugares donde podemos
encontrar lo que tenemos en común con otros. Necesitamos de los espacios para
pensar y expresar; es ahí donde nos damos cuenta de las quejas y los intereses
que compartimos. El andador de Chapultepec es un espacio donde la gente
disfruta, se integra y se divierte y algunos individuos hacen lo posible por
mantener su acceso a este sitio. Uno de los patinadores comentó que a pesar de
que algunos policías los han querido quitar, ellos siguen practicando su
deporte en el camellón porque la calle le pertenece a todos.
Judith Butler sostiene que el derecho nace cuando se ejerce y es ejercido por
aquellos que actúan en alianza; cuando se ataca al cuerpo se ataca al derecho
en sí mismo porque lo que ejerce el cuerpo en la calle es el derecho (Butler,
2012). Por un lado, el hecho de que quiten a los patinadores ataca el derecho
que tienen de permanecer en los espacios públicos y de expresar sus gustos e
ideas en éstos mismos. Por otro lado, cuando algunas personas sienten una
invasión en su espacio personal, inmediatamente creen que hay un ataque contra
sus derechos como peatones o como comerciantes. Como menciona Butler, las
personas que son excluidas no dejan de existir y no carecen de realidad, siguen
ocupando un lugar social y político. Esto se puede observar en la problemática
que escogimos, ya que algunos sujetos excluyen a los patinadores pero ellos
siguen reuniéndose en ese sitio porque se sienten parte del lugar, saben que
tienen derecho a estar ahí ya que aún no hay una prohibición ‘formal’ por parte
de las autoridades.
Según
Butler, somos cuerpos orgánicos y necesitamos el apoyo de un mundo social para
poder sobrevivir. Dependemos de las relaciones sociales y de las instituciones
que atienden las necesidades básicas de alimentación, refugio, protección
contra la violencia, etc. (Butler, 2012). Como menciona la autora, necesitamos
de los otros para sobrevivir porque somos seres sociales, con más razón
necesitamos darnos cuenta de que el otro es nuestro mejor aliado. Únicamente se
puede hacer esto con el cuerpo, es decir, cuando se reúnen los cuerpos, éstos
se mueven y se expresan juntos y pueden reivindicar un espacio específico como
espacio público. Si la acción humana depende de todo tipo de apoyos debido a
que siempre es una acción apoyada, considero que es necesario reunirnos para
poder movilizarnos. Al estar en contacto con otros podemos dar cuenta de
nuestras quejas y nuestras necesidades, es ahí donde notamos que no podemos
resolver nuestros problemas solos ya que existen comunidades de afectados. El
“verdadero” espacio se encuentra “entre la gente”, esto significa que toda
acción se lleva a cabo en algún lugar y también forma un espacio que pertenece
a la alianza en sí misma (Butler, 2012).
Arendt
dice que cuando actuamos generamos el espacio de política, sin embargo, es
importante pensar acerca del espacio que actúa sobre nosotros, incluso cuando
actuamos en él o cuando nuestras acciones (ya sean plurales o colectivas) dan
lugar a ese espacio (Butler, 2012). En esta situación, ambas partes (tanto los
que no se sienten afectados por los patinadores como los que sí) están
politizando porque los dos grupos tienen algo que decir, saben decirlo o
intentan hacerlo y quieren ser escuchados. Al hablar, actuamos y al actuar
logramos generar un espacio de política, como menciona Arendt.
“La calle es el cerebro y el corazón de
la sociedad civil. Esto contradice la idea de que las razones, leyes y
soluciones tengan que hacerse en […] espacios privados a la sombra de la luz
pública. Esta idea ha producido mucho poder pero muy poca capacidad para
organizar a la sociedad […] La vida colectiva piensa y siente con la calle y
tiene una razón más extensa, múltiple y plural que la de cualquier otro lugar.
Así, la única forma de tener razón en la sociedad civil es sacando las críticas
y propuestas, desilusiones y utopías, para que allí crezcan como les plazca
(Fernández Christlieb, 1991)”. En este mundo, existe la tendencia a privatizar y
lo peligroso es que, al menos en nuestro país, se han privatizado bastantes
lugares públicos. Algunas autoridades o los mismos ciudadanos buscan que el
espacio sea únicamente para cierto tipo de individuos. Hay que recordar que
privatizar es dividir y fragmentar; la calle pertenece a todos, es
completamente pública y como sociedad necesitamos volver a tomarlas y
convertirlas en espacios donde se pueda dialogar y convivir con otros. Este
tipo de espacios, como el andador de Chapultepec, nos permiten politizar; nos
dan la oportunidad de sacar las ideas a la calle, reconocer lo común,
replantear e intentar disolver las dicotomías. Nos ayudan a trasladar los
problemas de lo privado a lo público, es decir, sacarlos a la luz.
Reflexión
Para
finalizar, con base en todo lo expuesto anteriormente, puedo decir que
acercarse y encontrarse con los demás es más sencillo de lo que parece. ¿A qué
me refiero? Entrar en contacto con los patinadores y con los peatones me dio la
oportunidad de notar que todas las personas tienen algo que aportar. Fue
interesante observar que algunos de los participantes estaban dispuestos a
dialogar y a elaborar propuestas para solucionar la problemática. Los peatones
que entrevisté tienen miedo a ser golpeados por los patinadores, sin embargo,
no les agradaría que las autoridades prohibieran el uso de patinetas ya que
creen que no hay otro espacio en la ciudad para que ellos puedan practicar su
deporte. Parece que los que tienen más problema con los patinadores son algunos
comerciantes (ya que creen que algunos posibles compradores evitan la zona para
no se golpeados) y los policías. En realidad y hasta cierto punto, existe una
cultura de aceptación en los peatones hacia este grupo de jóvenes.
Me
parece que es muy importante que las personas le vuelvan a encontrar el sentido
a salir a la calle, sin embargo, la ciudad no provee suficientes lugares donde
podamos estar en contacto con los demás. Hemos olvidado el valor que tienen los
espacios públicos y le hemos dado mayor importancia a las cosas o a las
situaciones que no hacen más que desvincularnos e imponer fronteras. No estamos
acostumbrados a poner en común una queja ya que la mayoría de los problemas se
discuten en privado, pero es necesario considerar que gran parte de los
conflictos no son individuales, existen comunidades de afectados y entre todos
se puede exigir y solucionar. Debemos poner nuestros cuerpos en contacto con la
realidad urbana, es decir, colocarnos en el espacio público. Al hacerlo
generamos un espacio de política; lo único que necesitamos para politizar es
ponerle palabras a lo que sentimos, sería pertinente hacer consciente lo que
sentimos.
Escrito por: Dalia Gutiérrez
Bibliografía
Butler,
J. (2012). "Los cuerpos en alianza y
la política de la calle". En
revista Transversales, no. 26, junio 2012.
Fernández
Christlieb, P. (1991). El Espíritu de la
calle. Psicología política de la cultura cotidiana. Barcelona/Querétaro:
Anthropos/UAQ, 2004.
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