“Quisieron enterrarnos,
pero no sabían que éramos semilla”
pero no sabían que éramos semilla”
El pasado 5 de noviembre el ITESO
se solidarizó con el paro nacional que busca justicia para el caso Ayotzinapa.
Como universidad se convocó a un paro activo. Es decir, un tiempo en donde lxs
alumnxs asistirían a clases, pero se invitaba a la comunidad universitaria a
reflexionar sobre los 43 desaparecidos. Para esto se realizaron diferentes
mesas de trabajo, discusiones y demás actividades.
Para la clausura de éste día se
convocó a la gente al jardín de la cafetería central alrededor de las 5:00pm.
Para empezar se pasó la lista de los 43 alumnos desaparecidos, a lo cual como ya es ritual de este movimiento. Por cada nombre que se mencionaba lxs asistentes responden al unísono “Presente”.
Al terminar la lista se pidió que se guardaran las cámaras, debido a que un par
de jóvenes estudiantes normalistas, estaban presentes y tomarían el micrófono.
Esto como parte de seguridad para ellos.
No encuentro otra forma para
describir a los compañeros normalistas, sino con la pregunta que me nació en ese momento:
¿Enserio Gobierno, contra ellos estás luchando? Y no es que los quiera degradar,
humillar, ni nada por el estilo. Pero cuando uno de ellos empezó a hablar, fue
como ver a una persona, que la sociedad no le ha dado absolutamente nada y le ha
arrancado lo poco que alguna vez tuvo. Recuerdo las palabras de una compañera que estaba
dirigiendo el evento, “Nosotros como
privilegiados tenemos la obligación de darnos cuenta de nuestra posición y ser
responsables con ello”. Y no fue
hasta ese momento, que la frase me cruzó de pies a cabeza.
Los dos compañeros con la mayor sencillez y valentía posibles, contaron su versión de los hechos. Personas que no viven en situaciones fáciles, que trabajan, que recorren caminos largos para ir a la escuela, y que incluso, son considerados como delincuentes. Uno de ellos mencionó que “Es difícil ser mujer, porque se te discrimina cuando tu cuerpo cambia. Más difícil es ser indígena, porque tus derechos son pisoteados. Pero peor aún es más ser estudiantes, porque te quitan la vida." Aunque a éstas palabras sería bueno agregarle, estudiantes normalistas.
Me gustaría tener un video o el
audio para poder expresar lo mismo que proyectaban los estudiantes. Sin
embargo, no lo tengo, y por más que lo quiera describir, escapa al lenguaje.
Fue un momento intenso, afectivo en su mayoría. Algo así como lo que explica
Pablo Fernández en la metáfora del espíritu
“Casi tan improviso como un temblor, la gente
sale a la calle y se organiza, se vuelve respondona ante los noticieros, y en
los parlamentes, con mejores argumentos que los locutores y los funcionarios;
las masas acaudalan avenidas y se cuajan en las plazas cada vez que se les
antoja; mientras, todo el mundo habla, platica, demanda y critica todo lo que
quiere […] aunque no conozca al de al lado, porque hay por fin un tema común
que unifica: un reclamo colectivo sólido pero paciente, con boca pero con
oídos, a tal grado de solidez y con boca que, a partir de este siglo y hasta
nuevo aviso, cualquier gobierno, discurso, decisión, programa, telenovela,
salida decorosa y truco publicitario tendrá que tomar en cuenta los
pensamientos y los sentimientos de la sociedad civil […]”
Al terminar de contar su historia
y abrir la invitación para ir a visitar su escuela. Los compañeros se
retiraron. Posteriormente se dio paso a la siembre del árbol. Mismo que servirá
como símbolo del paro activo, así como recuerdo de lo vivido en estas épocas.
Por último, este evento me movió mucho por la cercanía que se transmitía. La unión de las personas que estábamos reunidas. La fusión de las voces, de las identidades, de las personas, en un ente colectivo que en ese momento tenía vida. Misma que se sentía, vibraba, gritaba, llamaba. Espero que esta oleada de movimiento que pareciera tratar de sacarnos del valle en el que nos encontramos socialmente, no pare o desista. Porque, retomando a Pablo Fernández, la sorpresa de encontrase con el otro y fusionarse en la masa, hacen que se las personas se vean diferentes, se sientan diferentes.
Gracias por compartir el evento.. no pude asistir y al leer tus palabras me di cuenta que me perdí un gran cierre de las jornadas del 5 de Noviembre. Me parece impresionante que se haya dado el espacio para que aquellos dos jóvenes normalistas expresaran su vivir de día a día porque es muy fácil juzgar o pensar y criticar de lejos sin saber de que se habla, pero ya conociendo personas que han pasado por esto hace la diferencia. Me parece que la clausura del día haciendo participe a todas las personas en esta charla y al final en el siembre del árbol es lo que verdaderamente logra que se deje el "yo solo" y se comience a sentir un ambiente de unidad, de ser un solo cuerpo, de pertenecer completamente a la masa. Eso es lo que mueve montañas.
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